La princesa no ríe, la princesa no siente.
La princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.
Rubén Darío

En aquel tiempo yo tenía el sueño de una libélula entre los juncos del corazón.
Juan Carlos Mestre

En esos momentos de encuentro
entre la luna que sale y el sol que entra
las rojas libélulas.
Haiku

~Yo escribo lírica con sonrisas, en prosa.~
Tempus fugit. Carpe Diem








jueves, 22 de marzo de 2012

Una melodía

En realidad, es la melodía...

Imagino una escalera. Y colores.
Amarillo, rojo, celeste, rosa, verde, dorado... Flores y gotas de rocío que reflejan la luz que reciben. Espejos de plata.
Suaves y delicadas pinceladas de música.
Los martillos del piano golpeando las cuerdas del piano, mis pies ascendiendo.
Desde arriba se ve todo.  La infinita inmensidad que me rodea, claridad. La luz del Sol.
El cielo, nubes de seda, velos de misterio al fondo.
Noto como la luz de mi estrella, cálida, me enciende la piel. Es una melodía de esas que te revuelven hasta las vísceras, desde la médula hasta el último poro de mi piel. El vello de punta, como si quisiera alcanzar algo alto, muy alto. Y ya siento cómo empieza a apoderarse de mí desde el vientre. La sensación se expande por todo el cuerpo y se me derrama bajo los párpados. Sonrío.
Mis pies desnudos se elevan suavemente, despacio y siento cómo me separo del suelo. No son alas, pero igualmente acarician la piel. Entonces me dejo caer al vacío, a esas nubes de seda, velos de terciopelo... Y me encuentro desnuda; pero protegida. Me deslizo entre tules y pañuelos, entre secretos revelados y sueños desvelados, me deslizo entre compases.Es el violín, que acaricia al piano.
Me encuentro a mí misma, entre tantas cosas...
Sin impurezas, sin miedos.
Me siento yo, enteramente, y limpia.

Bañarse en rayos de Sol...


Gracias por crear la melodía capaz de reunirme conmigo misma.

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