La princesa no ríe, la princesa no siente.
La princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.
Rubén Darío

En aquel tiempo yo tenía el sueño de una libélula entre los juncos del corazón.
Juan Carlos Mestre

En esos momentos de encuentro
entre la luna que sale y el sol que entra
las rojas libélulas.
Haiku

~Yo escribo lírica con sonrisas, en prosa.~
Tempus fugit. Carpe Diem








sábado, 14 de mayo de 2011

Adornos para el pelo

El chico suspiró y dos de las libélulas de su corazón escaparon.
Ella las atrapó al vuelo y se las devolvió con una sonrisa pero el muchacho negó suavemente con la cabeza,
las tomó cuidadosamente de sus manos.
La joven intrigada ladeó la cabeza, cerró los ojos cuando comprendió y él, con delicadeza, se las colocó en el cabello mientras ella permanecía sonriendo con los ojos cerrados, para disfrutar las caricias.


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